Ansiedad en las personas mayores
Dr. Rubén Alcantud, geriatra
¿Por qué es importante detectar la ansiedad en las personas mayores?
La ansiedad en personas mayores es un trastorno emocional caracterizado por sentimientos intensos de preocupación, miedo o inquietud que interfieren con la vida diaria.
No es una parte normal del envejecimiento, sino una condición que puede afectar significativamente la calidad de vida de los ancianos.
Los trastornos de ansiedad son más comunes de lo que se piensa en nuestros mayores. Aproximadamente 1 de cada 5 personas mayores de 65 años (el 20,8%) experimenta algún tipo de trastorno de ansiedad. Esta situación se agrava en el caso de los ancianos que viven en residencias o pisos tutelados, donde entre 3 y 7 de cada 10 residentes pueden sufrir estos problemas.
Causas de ansiedad en los mayores
Las causas más comunes de trastornos de ansiedad en las personas mayores incluyen:
- Problemas de salud crónicos o nuevos diagnósticos médicos.
- Pérdida de independencia o cambios en las capacidades físicas.
- Aislamiento social y soledad.
- Duelo por la pérdida de seres queridos.
- Preocupaciones financieras o familiares.
- Efectos secundarios de medicamentos.
- Cambios en la rutina diaria o en el entorno.
Primeros síntomas de ansiedad en las peronas mayores
Los síntomas iniciales pueden manifestarse de forma física y emocional:
- Preocupación excesiva y persistente sobre el futuro, la salud, la familia o las finanzas, incluso sin una causa aparente.
- Cambios de humor y nerviosismo.
- Dificultad para tomar decisiones, para expresarse o concentrarse.
- Problemas de sueño, como insomnio o despertares frecuentes.
- Tensión muscular y cansancio mental y físico.
- Irritabilidad, inquietud o agitación, donde la persona se siente incapaz de relajarse.
- Palpitaciones o taquicardia.
- Sudoración excesiva y temblor.
- Dificultad para respirar o sensación de ahogo.
Consecuencias de la ansiedad en personas mayores
Si no se trata, la ansiedad en las personas mayores puede llevar a:
- Deterioro de la salud física y mental, por lo que se considera un factor de riesgo para el desarrollo de deterioro cognitivo y demencia.
- Mayor riesgo de caídas y lesiones.
- Aislamiento social y depresión.
- Empeoramiento de condiciones médicas existentes.
- Disminución de la calidad de vida y la independencia.
- Aumento del riesgo de abuso de sustancias como el alcohol o medicamentos.
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Cuándo consultar con un especialista:
Es recomendable buscar la ayuda profesional de un geriatra o psiquiatra si:
- Los síntomas de ansiedad persisten durante varias semanas.
- La ansiedad interfiere significativamente con las actividades diarias.
- Hay dificultades para controlar las preocupaciones.
- Se experimentan ataques de pánico frecuentes.
- La ansiedad está afectando el sueño, el apetito o las relaciones personales.
Los problemas de ansiedad en las personas mayores tienen tratamiento.
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Diagnóstico de ansiedad en las personas mayores:
El proceso de valoración y diagnóstico suele incluir:
- Exploración física completa.
- Entrevista clínica detallada sobre síntomas y antecedentes.
- Cuestionarios estandarizados para evaluar la ansiedad.
- Posible evaluación neuropsicológica.
- Exámenes de laboratorio para descartar condiciones médicas subyacentes.
- Revisión de medicamentos actuales y sus posibles efectos secundarios.
Con el apoyo adecuado y atención médica oportuna, nuestros mayores pueden mejorar significativamente su calidad de vida y bienestar emocional.
Recomendaciones para manejar la ansiedad en personas mayores
1. Establezca una rutina diaria estructurada que incluya actividades placenteras, ejercicio moderado y tiempo para la relajación, ya que mantener un horario regular puede ayudar a reducir la incertidumbre y proporcionar un sentido de control sobre su vida diaria, lo cual es especialmente importante para las personas mayores que pueden sentirse abrumadas por los cambios en su estilo de vida.
2. Practique técnicas de relajación, si es posible, dedicando unos 15-20 minutos al día a estas actividades, ya que pueden ayudar a calmar la mente, reducir la tensión muscular y mejorar la capacidad de manejar situaciones estresantes, siendo particularmente beneficiosas para los adultos mayores que pueden tener dificultades para controlar sus preocupaciones.
3. Mantenga una vida social activa participando en actividades en grupo o simplemente manteniendo contacto regular con amigos y familiares, ya sea en persona o a través de llamadas telefónicas y videollamadas, pues el aislamiento social puede empeorar la ansiedad, mientras que las conexiones sociales positivas proporcionan apoyo emocional y distracción de las preocupaciones.
4. Limite el consumo de cafeína, alcohol y nicotina, ya que estas sustancias pueden aumentar la ansiedad e interferir con el sueño, optando en su lugar por bebidas relajantes como infusiones o agua, y buscando alternativas saludables para manejar el estrés, como dar un paseo o practicar otra actividad placentera.
5. Establezca una rutina de sueño saludable, procurando acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, evitando las siestas largas durante el día y creando un ambiente propicio para el descanso, ya que un sueño adecuado es fundamental para manejar el estrés y la ansiedad, especialmente en la población de edad avanzada.
6. Practique terapia cognitivo-conductual con un profesional de la salud mental especializado en geriatría, ya que esta forma de terapia puede ayudarte a identificar y desafiar los pensamientos negativos, desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas y reducir los comportamientos de evitación que a menudo acompañan al trastorno de ansiedad generalizada en personas mayores.
7. Considere el uso de medicamentos bajo la supervisión de su geriatra o psiquiatra, como antidepresivos, que pueden ser efectivos para tratar la ansiedad en adultos mayores, teniendo en cuenta que la elección y dosificación del medicamento debe ser cuidadosamente evaluada debido a la mayor sensibilidad a los efectos secundarios en esta población.
8. Mantenga su mente activa con actividades estimulantes como juegos de memoria, lectura o aprendizaje de nuevas habilidades, ya que estas actividades no solo ofrecen distracción de las preocupaciones, sino que también ayudan a mantener la función cognitiva y pueden proporcionar un sentido de logro y propósito.