Disfagia en personas mayores

Dr. Rubén Alcantud, geriatra

¿Qué es la disfagia?

La disfagia es la dificultad para tragar alimentos sólidos, líquidos o incluso la saliva. 

Se produce cuando hay problemas en los músculos y nervios involucrados en el proceso de deglución. 

Causas de la disfagia en personas mayores

Las principales causas incluyen:

  • Enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson y ELA.
  • Accidentes cerebrovasculares (ictus).
  • Debilitamiento muscular asociado al envejecimiento.
  • Cáncer de boca, garganta o esófago.
  • Efectos secundarios de algunos medicamentos.
  • Problemas dentales.

Primeros síntomas

Los síntomas iniciales pueden incluir:

  • Dificultad o dolor al tragar.
  • Sensación de tener comida atascada en la garganta.
  • Tos o atragantamiento frecuente al comer o beber.
  • Babeo o caída de alimentos de la boca.
  • Cambios en la voz después de comer.
  • Pérdida de peso inexplicable.

Consecuencias de la disfagia en personas mayores

La disfagia puede tener graves consecuencias si no se trata adecuadamente:

  • Malnutrición, deshidratación y pérdida de peso.
  • Mayor riesgo de neumonía por aspiración y, por tanto, de hospitalización y muerte.
  • Disminución de la calidad de vida.
  • Dependencia de cuidadores.
  • Aislamiento social y depresión.

1.

¿Cuándo debería consultar con un geriatra?

Es recomendable consultar con un geriatra o médico especialista si se observan los siguientes signos:

  • Dificultad persistente para tragar.
  • Pérdida de peso inexplicable.
  • Tos frecuente durante o después de las comidas.
  • Cambios en la voz después de comer.
  • Infecciones respiratorias recurrentes.

 

El diagnóstico y manejo tempranos pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las personas mayores con disfagia y evitar sus complicaciones

2.

¿Qué pruebas se suelen realizar para su diagnóstico?

Las pruebas más comunes para evaluar y diagnosticar la disfagia incluyen:

  • Test EAT-10: Es un cuestionario que ayuda a detectar el riesgo de disfagia.
  • Evaluación de la deglución a pie de cama.
  • Método de Exploración Clínica Volumen-Viscosidad (MECV-V): Es una herramienta fundamental para la detección y evaluación de la disfagia orofaríngea. El procedimiento consiste en:
    1. Realizar la prueba con el paciente sentado.
    2. Monitorizar continuamente la saturación de oxígeno mediante un pulsioxímetro.
    3. Administrar bolos de diferentes volúmenes (5, 10 y 20 ml) y texturas (néctar, pudding y líquida).
    4. Observar signos de alteración en la seguridad o eficacia de la deglución.

 

En algunas ocasiones poco frecuentes en las que queden dudas, puede ser necesario solicitar otras pruebas como endoscopia o manometría esofágica para confirmar el diagnóstico. 

10 Recomendaciones para comer en pacientes con disfagia

1. Mantener una postura correcta: Es fundamental que el paciente esté sentado con la espalda recta y la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante durante la ingesta. Si está encamado, se debe elevar el cabecero de la cama a un ángulo de 45-90 grados. Esta posición ayuda a proteger las vías respiratorias y facilita una deglución segura.

2. Comer en un ambiente tranquilo y sin distracciones: El entorno durante las comidas debe ser relajado y libre de elementos que puedan distraer al paciente, como la televisión o conversaciones. Un ambiente tranquilo permite que la persona se concentre en el acto de comer y tragar, reduciendo así el riesgo de atragantamiento. Es aconsejable que las comidas se realicen en un lugar cómodo y familiar para el paciente.

3. Evitar hablar mientras se come: Es crucial que el paciente no hable mientras mastica o traga, ya que esto aumenta significativamente el riesgo de atragantamiento. La atención debe estar completamente enfocada en el proceso de comer y tragar. Si es necesario comunicarse, se debe hacer entre bocados, asegurándose de que la boca esté vacía antes de hablar.

4. Usar cucharas pequeñas y tomar bocados pequeños: Se recomienda utilizar cucharas de postre o café en lugar de cucharas soperas para controlar mejor el volumen de cada bocado. Los bocados pequeños son más fáciles de manejar y tragar, reduciendo el riesgo de atragantamiento. Es importante esperar a que la boca esté completamente vacía antes de introducir el siguiente bocado.

5. Adaptar la consistencia de los alimentos y líquidos según las indicaciones médicas: Es crucial seguir las recomendaciones de su geriatra sobre la textura de los alimentos y la viscosidad de los líquidos. Esto puede implicar el uso de espesantes para líquidos o la preparación de alimentos en forma de puré. La consistencia adecuada facilita una deglución segura y eficaz.

6. Asegurarse de que la boca esté limpia antes de la siguiente cucharada: Antes de ofrecer más alimento, es esencial verificar que no queden residuos en la boca. Esto puede hacerse visualmente o pidiendo al paciente que trague saliva para asegurarse de que ha limpiado completamente su boca. Esto previene la acumulación de alimentos que podrían causar atragantamiento.

7. Mantener una buena higiene bucal antes y después de las comidas: Una correcta higiene oral es fundamental para prevenir infecciones y mejorar la sensibilidad en la boca. Se debe realizar un cepillado suave de dientes, encías y lengua antes y después de cada comida. En casos de pacientes con prótesis dentales, estas deben limpiarse adecuadamente.

8. Permanecer sentado al menos 30-60 minutos después de comer: Después de terminar la comida, el paciente debe mantenerse en posición erguida durante al menos media hora. Esto ayuda a prevenir el reflujo gastroesofágico y reduce el riesgo de aspiración de contenido gástrico.

9. No usar pajitas ni jeringas para beber: El uso de pajitas o jeringas para la ingesta de líquidos está contraindicado en pacientes con disfagia, ya que pueden provocar atragantamientos. En su lugar, se deben utilizar vasos adaptados o cucharas para administrar líquidos de forma controlada y segura.

10. Limitar la duración de las comidas a 30-40 minutos: Las comidas no deben extenderse más allá de 30-40 minutos para evitar la fatiga del paciente. La fatiga muscular aumenta el riesgo de aspiración y dificulta una deglución segura. Si es necesario, se pueden fraccionar las comidas en ingestas más pequeñas y frecuentes a lo largo del día.

Enlaces de interés

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